Un hecho violento

Clint Hall y Kathy, su esposa, ven interrumpida la felicidad de su luna de miel por la repentina enfermedad de Kathy. De camino en busca de un médico es asaltado. Sin dinero y ante la imposibilidad de volver en busca de más para comprar la medicina decide intimidar al farmacéutico para que le de lo recetado por el médico. Ante su negativa tiene que forzarle, aunque le promete que al día siguiente le traerá el dinero. Por el camino es prendido por la policía y condenado, sin que apenas le den oportunidad de explicar lo sucedido. Acusado por error y falsamente de atraco a mano armada, la inflexible ley del juez Mac Carran cae sobre Clint Hall, condenándole a nueve años de trabajos forzados. La dureza y penalidades del campo White Cloud se ven incrementadas por el rigor con que el capitán Black trata especialmente a Clint. Cumple éste su condena de trabajos forzados en una cantera vecina: hambre, sed, malos tratos, penalidades, rigor y violencia. Va concibiendo mientras tanto un propósito de fuga. Falla en su intento y es reducido por Black a castigo en extremo cruel. Durante la noche logra escapar, pero es capturado al amanecer del día siguiente. La saña de Black llega hasta el sadismo, encadenando a Clint por el cuello. Agotado, moral y físicamente, está a punto de fallecer cuando llega, a causa de una delación, Anderson, inspector de Prisiones del Estado. Trae consigo el reconocimiento de inocencia y premio de su libertad. A través de las lágrimas, ante los ojos de Clint, se abre un cielo limpio y nuevo, que le permitirá reanudar su extraña luna de miel.

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