Spaghetti

Las historias de tres personajes con muy poco en común se entrelazan en un cálido verano romano. Enzo, un presumido y vulgar mamarracho, está a punto de marcharse de viaje a Cracovia junto con un amigo. Sin embargo, éste empieza a sentirse mal incluso antes de salir de la ciudad, obligándole a ir al hospital donde las condiciones del enfermo son lo suficientemente graves como para impedirle emprender el viaje. Enzo se queda solo y repasa hasta el último nombre de su agenda telefónica y empieza a asediar a todo posible acompañante. En otro barrio de Roma, Ruggero está volviendo a casa con su compañera, después de pasar dos años en una comunidad hippie, viviendo de su trabajo y profesando el amor libre. Su padre, un hombre franco y a la antigua, para persuadirle de que vuelva a vivir con él invoca la ayuda del párroco de su iglesia, pero sus historias de fe y expiación resultan ineficaces. Entonces pide ayuda a un profesor, vecino y amigo de la familia, cuyos rígidos criterios educativos obtienen resultados igualmente negativos. Por último llega el hermano de Ruggero, un individuo tan absorbido por los ritmos frenéticos de la vida cotidiana que le deja estupefacto. En cambio, Leo es un chico ingenuo que comparte con su madre un piso en el barrio de Trastevere. Encuentra por casualidad a la guapa Marisol que está buscando un lugar para dormir después de haber descubierto que no quedan camas disponibles en el albergue. Tras un primer momento de indecisión, Leo la invita a su casa y aprovecha para mostrarle los lugares más sugestivos de la capital, incluido el zoo. Cuando parece haber encontrado la forma de conquistar a la chica, aparece el novio que la había dejado y vuelve estropeando sus expectativas.

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