Jardines de Piedra

Cementerio Nacional de Arlington, con sus vastas y onduladas colinas sembradas de lápidas de mármol. El majestuoso camposanto es conocido como ”Los prados de los muertos” y ”Los jardines de piedra”. Vietnam es una guerra muy diferente desde esta retaguardia americana para los soldados, familiares y amigos. El sargento Clell Hazard es uno de estos soldados. Un condecorado veterano del combate, que entrena a los mejores de los jóvenes reclutas para la Vieja Guardia. Enhiestos y orgullosos, como la imagen soñada del gran soldado americano, los hombres de la Vieja Guardia preservan el ritual ceremonial y la tradición en Arlington donde, en este tiempo de guerra, se entierran y honran cada día a quince soldados fallecidos en combate. Algunos son jóvenes sin nombre ni rostro y otros, amigos, padres, hermanos, novias, de los fallecidos. La historia y la tradición de la Vieja Guardia convierte en un honor el ser reclutado para esta división especial. Atrapado en un mundo donde el éxito se mide por la precisión de la marcha y la exactitud del saludo, el fustrado Hazard ve renacer su propósito con la presencia del soldado Jackie Willow, un joven recluta idealista para quien el significado de la guerra consiste en estar en el frente, en las selvas, y no el haberse quedado en la retaguardia, en su tierra y cerca de su casa. Clell Hazard sabe, sin embargo, que esta guerra no se parece a ninguna otra. La mayoría de sus hombres han de ser eventualmente enviados a ultramar. Pocos regresarán. Sabe que en esa guerra no hay frentes y que ni siquiera es una guerra. No hay nada que ganar ni manera alguna de ganarlo.

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