CoverCaratulas

Este Winterbottom todo lo que hace me gusta. Tristram Shandy desde luego no es una película convencional (como no lo es el libro de Lawrence Sterne, según tengo entendido; hace unos diez o quince años que está en mi estantería en la lujosa edición que me atreví a adquirir,y todavía no he sido capaz de agarrarlo). Por lo visto, en base a las peculiaridades narrativas de la obra literaria, Michael Winterbottom lo agarró y lo convirtió en un film "diferente". Debo confesar que cuando la vi, hace ya meses, me lo pasé muy bien. Me reí a carcajada limpia en algunas escenas, sinceramente, y sentí una gran satisfacción al salir de la sala: había visto algo relativamente nuevo. En cierta manera, esta adaptación cinematográfica de una novela cuya trama ocurre en el siglo XVIII es una comedia actual que, intencionadamente, nada tiene que ver con el libro. 'Tristram Shandy: a Cock and Bull Story' transcurre toda ella en la actualidad y no en otro tiempo. Es, como se hizo ya magistral, "insuperablemente" -me parece a mí- en 1981 con "La Mujer del Teniente Francés" desde el pulso del director Karel Reisz adaptando la novela de John Fowles: en las dos películas se entremezclan escenas de la película que adapta al libro con otras escenas del rodaje en tiempo presente que a su vez conforman otra trama paralela. Los actores interpretan el papel de la obra y el papel de sí mismos durante el tiempo que dura el rodaje. Es por esa peculiar situación que la película se siente en todo momento en nuestros días. La clave de comedia delirante es la que predomina durante todo el metraje y los actores se autoparodian sin cesar, sobre todo Steve Coogan, que lleva a sus espaldas el protagonismo en las dos historias entrelazadas. El título podría ser "Tristram Shandy: la historia de un rodaje imposible". Durante el film, multitud de recordatorios a cineastas poco convencionales vertidos por una guapísima script, muy seductora y amante del cine, en cuanto tiene oportunidad.