El rejoneador

Me he pasado la vida entre toros y caballos, dedicando toda la ilusión que mi afición ofrece, a conocerlos en su vida y en sus costumbres. El toro es un animal guerrero que se prepara para la lucha con el hombre, y a mí me gusta analizar, en sus cuatro años de vida en el campo, cómo añora esta lucha. Yo elegí la lidia montado a caballo y recibí de ellos momentos de peligro por su embestida y el orgullo de poder dominar la fuerza de su arrancada con la destreza del caballo que yo manejaba. Sentí el arte de la doma, que me hacía dominar a un tiempo al caballo y al toro y como colofón de una pelea, siempre traté de ser el vencedor. Al conseguirlo traté de hacerlo siempre con la hondura y las primicias de un arte que cuando se siente se acaricia como una flor del espíritu. Corre el toro detrás de mí para atraparme y vencerme y yo lo esquivo, como se esquiva la muerte cuando viene a atraparte. Si no puede conmigo, yo puedo con él, y esa es la gran epopeya del toreo a caballo.

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